Ella se luce pa' que él la vea. {+18}

-Bueno, ahi tienes.-dice orgulloso porque ella admitiese la cuestión. Sonríe con un orgullo raro, mirandola. No la suelta por nada del mundo. Su mano derecha estaba comoda alrededor de la cintura.

-A tí, de dejo hacer lo que quieras.-murmura inconsciente y consciente a la vez. Idiota.

Se estremece ante el tacto de las frías manos de Zio sobre su brazo, pero no lo retira. Se queda así, mirando su mano moverse arriba abajo.

-La primera, no me gusta.-se queja crío, sin quitar la vista de su mano. Sigue el trazo que sus dedos dibujan sobre su antebrazo.-Aunque la segunda es aceptable.-asegura sonriendo seductor.

La mira, con un brillo en los ojos, dandole a entender que era capaz de dejarse atar a la cama y ser violado por ella. Oh, sí. Disfrutaría aquello, tanto como ella de seguro.

Lamentablemente, aquella imagen va a su cabeza...Oh, Dios.

-Eres detestable, ¿lo sabes?.-murmura sin percatarse de la mirada de la rubia. Solo piensa en lo de ace unos instantes.- Creeme que nadie es de esas mujeres hasta que me conoce.-murmura galán. Era un masoquista. Sería capaz de hacer lo que fuese para convencerla de ser violado por ella.

Quizás por reflejo, o por costumbre, fue que cuando la rubia se estaba acomodando, colocó una mano en una de sus piernas para ayudarla {aunque lo hizo una vez que Zio estaba acomodada.

Acarició su pierna suavemente, sin poder evitarlo. Luego la mira, sin dejar de pasar su mano por alli, y con la otra mano apoyada en len el final de su espalda. No va a hacer nada, por Kayros.

Continua con aquel movimiento, subiendo lentamente hacia su muslo, acariciando despacio aunque presionando alli. Sabe que ella lo parará si no quería nada de ésto

La mira a los ojos detenidamente. Busca algo en aquella mirada, que la delatara, que respondiera sus dudas...Pero nada. ¿Acaso él era el único libro abierto? Leah lo opinaba, y jamás se confundía.

Siente el peso de la joven sobre la mano que estaba detrás, y con una suavidad increíble, la va dejando recostada en la cama, con él sobre ella sin hacer peso. su mano derecha jamás deja aquella pierna, ya que una vez dentro de la pollera, comienza a jugar con una de las tiras de su ropa interior. Esta pendiente de ello, y no a la vez.

-Y tú conmigo.-susurra en su oído, besando luego debajo de su oreja, su cuello.

Forma casi un camino de besos, llegando hasta casi su pecho. Los botones cerrados le prohibían pasar de allí. Le dirige una mirada antes de desprender cada boton con su boca, mordiendo su piel a medida que lo hacía.

Mientras, su mano colada por debajo de su falda, entra en su ropa interior, y se va riecto atrás, acariciando aquella hermosa piel, pellizcando cada parte del trasero de Zio.

Como si hubiera leído la mente de la rubia, al terminar de desabrochar su camisa, sube y busca sus labios. Cuando la besa, lo hace con lentitud al principio, solo para jorobarla aella. Luego lo hace con desesperación, a la par de la rubia. Sintió algo que no pudo explicar, siquiera interiormente. Solo continuó, a gusto experimentando aquello.

Mientras, como si fuese a la par, dos dedos se meten en el trasero de Zio, acariciando entremedio de éste. Quería oírla gemir su nombre, quería algo de ella que estaba dispuesto a buscar de todos los medios.

No deja sus labios para nada. Había probado parte del fruto prohibido; aquello que hace tanto tiempo había tratado de conseguir, por todas las formas...{O al menos había probado casi todas} Su desesperación se desaceleró un poco, pero su ritmo continuó a medida que se adentraba en su boca, explorandola.

Acariciando en aquella zona, lleva su mano hacia adelante aun dentro de la ropa interior de Zio, y roza todo su sexo. Con los mismos dos dedos, busca su entrada delantera. Necesita oírla, y no sabe por qué.

Continua en su boca, como si fuera un espacio aún inexplorado. Algo decía que ya mismo salier de ella, que dejara de meter mano debajo de su ropa y que se vaya de esa habitación antes de que algo suceda.

Lyam no era una persona que se pudiera comprometer con algo, y en aquella situación no sabía si Zio se acordaba de aquello, o si lo hacía y por eso se dejaba por él para disfrutar. No lo preguntaría, jamás.

Presionó su clítoris con ambos dedos, tomandolo con aquellos dos dedos. Y en eso su mirada baja a su remera, en la cual se notaba claramente su brasier. Se resiste, por ahora.

Cuando la rubia se separa de él, continua jugando con su sexo hasta que la escucha decir su nombre y luego la palabra "magica".

Deja todo movimiento en la rubia, sonriendo de lado cuando ésta jadea. Solo la mira, a la espera de quien sabe qué. 1) Podía separarse ahora mismo, tal como decía su cabecita; o 2) se quedaba allí y continuaba lo suyo.

Pasó todo algo rápido, pero el no dijo palabra alguna, u objeción a lo que la rubia haría. Solo procuró presionar con fuerza en la zona de Zio.

Le sonríe de lado, mientras su mano va a su espalda. Logró quitarle la camisa, y luego de dos intentos fallidos, desabrochar su brasier.

Volvió hacia adelante, metiendo su mano debajo del corpiño de la rubia, acariciando su pecho. Lo hace con tranquilidad, dibujando nada sobre el pezón derecho, como disfrutando de aquel contacto...Hasta que, bajando con su boca por el camino que ants había hecho, se queda con la boca entre sus pechos, lamiendo aquella parte y marcando sus dientes. Todo esto sin dejar de presionar con más fuerza en el sexo de Zio, y jugando ocn la punta de uno de los pezones de la rubia.