Ella se luce pa' que él la vea. {+18}

El bañarse al menos dos veces por día era ya algo habitual. Jamás se había bañado menos de dos veces...Una vez llegó a bañarse 5 veces; 6 si cuenta que jugando con Leah, el helado de su tía cayó "accidentalmente" sobre su cabeza, y tuvo que volver al agua.

Salió de la ducha, y se ató un toallon alrededor de la cintura. Tomo una toalla, y salió del baño secandose el pelo. No se dió cuenta de que la rubia estaba allí hasta que dejó su ropa limpia sobre su cama, dispuesto a ponersela.

Notó algo raro en Zio, y se quedó observandola, arrugando el ceño. Hizo una mueca, antes de hablar.

-¿Castigo o un hombre lento?.-preguntó el morocho sonriendo de lado.

Enarca una ceja, no sorprendido...Al menos no demasiado. Conocía a Zio bastante, y sus humores la mayor parte del tiempo eran así, en especial con él.

-Como quieras.-responde, desapareciendo la toalla que estaba en su cabeza. Tomó la ropa que estaba sobre su cama y la dejó sobre la mesa de noche. Jamás se cambiaba enseguida..Y ese momento no sería la excepción.

Se sienta en su cama, mirando a la rubia durante un largo rato.

-¿Qué te ha echo?-pregunta el morocho concentrado. La mente de Zio en aquel instante era como una fuente sin tapa. No tenía fondo. El estado de ánimo de Zio no le convenía; cada vez que se "debilitaba", por decirlo de alguna manera, Lyam lograba encontrar la razón, y la ayudaba a cerrar la mente {Solo porque Zio no quería que él la invadiera}

Aún esta en su lugar, sentado con los pies apoyados en el piso, separados. Ni cuenta está de aquello.

-Con tus estados de ánimo, y tus grandes temperamentos, dudo que no hayas echo nada.-dice pensativo.-Además, algo tendrías que haberle dicho para que te suspendiera, ¿no crees, Zio?.-era una pregunta retórica. Solo aprovechaba aquello. No sabía porqué, pero la rubia era mucho más atractiva cuando estaba hecha una furia, o cuando lograba provocarlo.

Apoyo un codo en cada una de las piernas abiertas, y se inclinó hacia adelante, sin quitar ni un segundo la vista de la rubia.

LA escucha y le cree. La conoce. No llegaría tan lejos con una mentira. Pero no importa.

Se recostó ahora en la cama, aunque con la espalda apoyada contra el respaldo. De la nada, aparece una cerveza sobre Zio, y una en la mano de Lyam. Le sonríó ladeado, guiñandole el ojo. Abrió la botella y bebió a fondo. Era casi de noche, ¿qué podía esperarse?

Deja la botella vacía a un lado. En verdad él ya había tomado antes, por lo que aquella botella solo logró aumentar un poco mas el mal efecto.

La mira, nuevamente, pensativo. Hace tiempo que quiere animarse a hacer algo. En especial desde aquel accidente ocurrido hace unos días, cuando entró al baño y comenzó a desvestirse, con Zio en prendas menores. No se había dado cuenta; él estaba muy dormido como para notar que había alguien dentro del baño; él solo quería una ducha.

Pero claro, luego de recordar que ella era la hermana de su mejor amigo, dejó la habitación y se fue a caminar por el colegio para borrar la imagen de Zio en ropa interior.

Y nuevamente, los pensamientos lo desconcentran. Solo se alegra de que el humor de Zio le impida concentrarse.

Idiota! ¿Cómo podía ella atraerlo tanto? Es decir, era su compañera de cuarto, una chica más, la hermana de su mejor amigo...Y también era alguien muy jodida para meterse con ella...¿Entonces qué? Los puntos anteriores no eran nada, ya que muchas eran iguales!

Se quedó allí, con su sonrisa ladeada y su mirada atrevida. En su mente estaba la imagen de ella en ropa interior. No podía sacarsela de la cabeza, simple. Le guiña el ojo, esperando movimiento de ella, sino optaría por dejar pasar aquel momento.

Se queda boquiabierto, no puede evitarlo. Ella lo hacía apropósito. Él la había visto aquella misma mañana ponerse aquel conjunto negro, mientras se hacía el dormido. Si no hubiese sido porque tenían clases, ninguno de los dos hubiese salido de aquellas cuatro paredes hasta pasada la tarde.

Y ahora se encontraba allí, pasado de alcohol, al igual que ella, y no podía moverse. Quería, y más cuando su mirada se posa en la clara remera que Zio traía...Muy clara. Y luego estaba el tema de Kayros...Pero bueno, él jamás se enteraría.

Se puso de pie sin pensarlo, y al segundo estaba en la cama de Zio, inclinado sobre ella, con una mano alrededor de su cintura, y otro a un lado del cuello. La observa

-Quizás...O muy lento.-susurra en un tono suave, sin quitar los ojos de los de ella. No estaba el 100% bajo los efectos del alcohol, y quizás por eso esperaba. La quería a ella, pero de buena forma. Aunque sabía que las mujeres para él solo servían para darse lujos, Zio era diferente. Y quizás, solo quizás, por eso es que no la estaba desnudando.

LA rodea con sus brazos, protector de la rubia. No abe por qué. Es decir, en cualquier momento, y con cualquier chica, se hubiera aprovechado, pero no lo hacía.

Acaricia sus cabellos, suspirando pesado mientras cerraba los ojos, sin dejar de mimar a Zio. A pesar de las diferencias y todo, entre ellos, la protegía de todo.

Se muerde el labio, resistiendo sus impulsos. Se olvida de la imagen de la rubia en ropa interior, de aquel encaje negro que traía debajo de su ropa, e incluso de que él solo trae una toalla, nada de ropa.

-Tú no eres ningun ángel como dice tu hermano.-murmura sin abrir los ojos. Si lo hace, sabe que depsués no podrá detener impulso alguno.

-Yo no dije que tú dijeras que fueses un ángel. Si lo hicieses, seguirías mintiendo.-comenta esbozando una sonrisa ladeada al oír lo último.-Lo siento, pero sino sabías, deberías cerrar la puerta luego de entrar.-le explica, mirandola,